Isaac fue el hijo de Abraham y Sara concedido en cumplimiento a lo que Dios les había prometido; pasó sus primeros años en Beerseba o sus alrededores.
Abraham obedeció sin vacilación al mandato de Dios aun cuando se le ordenó sacrificar a Isaac (Génesis 22).
Pero Dios intervino e Isaac se libró de la muerte.
Para complacer a Abraham, Isaac se casó con Rebeca, nieta del hermano de Abraham, de la cual tuvo dos hijos: Jacob y Esaú. Rebeca y su hijo menor, Jacob, obtuvieron de Isaac, mediante engaño, la bendición que correspondía a Esaú (Génesis 27).
Esto puso entre los hermanos una enemistad que duró mucho tiempo, pero al final se reconciliaron.
A Isaac se le recuerda especialmente por haber transmitido la divina bendición del pacto desde Abraham hasta Jacob.