María era esposa de Cleofás; éste a su vez era hermano de José, el esposo de la virgen María.
A María se le recuerda principalmente como miembro del grupo de mujeres que presenciaron la crucifixión, siguieron el cortejo fúnebre y fueron testigos de la sepultura de Cristo (Mateo 27:56, 61).
Estuvo entre las primeras que llevaron especias al sepulcro para ungir el cuerpo de su Señor difunto. Pero al llegar al sepulcro, su dolor se convirtió en alegría porque su Señor había resucitado.