Nehemías, hijo de Hacalías, desempeñó un puesto importante en su juventud: tuvo el honor de ser copero del rey Artajerjes de Persia (464-424 A.C.). Nehemías halló gracia ante el rey, al cual le pidió permiso de ir a Jerusalén para ayudar a sus compatriotas en la reedificación de los muros qué habían sido destruidos por Nabucodonosor.
El rey le otorgó el permiso y nombró a Nehemías gobernador de la provincia de Judea. También dio a Nehemías cartas para los gobernadores de las provincias pidiéndoles ayudar a Nehemías para que viajara con seguridad de un lugar a otro.
Una carta dirigida a Asaf solicitaba madera de los bosques del rey para construir los postes destinados a las puertas de la fortaleza del templo, para los muros de la ciudad, y para la casa que Nehemías iba o ocupar (Nehemías 2:7-8). "Pero oyéndolo Sambalat y Tobías el siervo amonita, les disgustó en extremo que viniese alguno para procurar el bien de los hijos de Israel" (Nehemías 2:10).
Tras renovar la ciudad, Nehemías estableció reformas religiosas y sociales, ayudado por Esdras, el sacerdote y escriba. Nehemías gobernó periódicamente a Judea, hasta su muerte.