Biblia Interactiva
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INTRODUCCIÓN

Muchos se han equivocado al incluir todo el tema de "la sanidad divina" bajo el título de "el don de sanidad" (1 Corintios 12:9). El don de sanidad era un don temporal que servía de señal y abarca sólo una parte del tema de la sanidad divina. Debido a la confusión que rodea "el don de sanidad y de" "la sanidad divina" vamos a estudiar ambos temas en esta lección.


Aquellos que enseñan que "el don de sanidad" todavía funciona acusan a los predicadores que no están de acuerdo con ellos, de creer que Dios ya no oye las oraciones. Esto por supuesto es una difamación sin base, ejecutada por aquellos que se niegan a investigar las Escrituras. Las personas que padecen de dolores, miedo de la muerte, o de pesadumbre por la enfermedad de un ser querido están con frecuencia a merced de esos hombres quienes dicen tener el don de sanidad. Ciertamente cada creyente necesita conocer bien la enseñanza de la Palabra de Dios acerca de la salud y la sanidad.


I. LA BENDICIÓN DE LA SALUD


Como los cristianos desean ver a sus hermanos gozando de buena salud (3 Juan 2), así nuestro Dios benévolo ha proveído mucho por el bienestar de su pueblo. La obediencia de la Palabra de Dios normalmente atraerá una salud mejor. El cristiano debe evitar las preocupaciones, las tensiones innecesarias, el temor, el odio, la glotonería y la embriaguez. Todos éstos son enemigos de la buena salud. Note aun la promesa de larga vida incluida en uno de los Diez Mandamientos (Exodo 20:12).

A la nación de Israel le fue dado un buen programa para una salud mejor años antes de los descubrimientos de la ciencia moderna. Las órdenes de Dios para ellos incluían la higiene, la cuarentena de los enfermos, el lavado del cuerpo en aguas corrientes (Levítico 15:13), y guardar el día de reposo. La prohibición de la inmoralidad sexual era una protección de muchas enfermedades sociales que afectan a nuestro país hoy en día. Todo esto revela que la santidad es el deseo principal de Dios para su pueblo, todo esto revelaque El también pensaba en el bienestar físico de ellos desde que estableció sus leyes.


II. LA CAUSA DE LA ENFERMEDAD


Nuestra perspectiva de la sanidad será afectada grandemente por nuestra opinión sobre el propósito de la enfermedad. Los "sanadores" modernos nos hacen creer que toda enfermedad es el resultado de la incredulidad y que nadie necesita en ningún momento estar enfermo. En un mundo donde los buenos así como los malos sufren, este pensamiento contradice nuestra experiencia y la Biblia también. Al mirar la Palabra de Dios, podemos encontrar que hay muchas causas para las enfermedades.

A. La enfermedad puede ser un castigo de Dios (Hechos 13:6-12).
Pensemos en algunas de las plagas que sufrieron en Egipto, o la ceguera del mago a través del Apóstol Pablo. Es interesante notar que en estos casos la enfermedad fue una señal, así como la sanidad en otros casos.

  1. La enfermedad puede ser permitida para la gloria de Dios (Juan 9:1-3).
    1. Dios permitió que este individuo naciera ciego para que Cristo fuera glorificado en su curación. Sin duda Dios permite algunas enfermedades para que los creyentes puedan glorificar a Dios y mostrar la paciencia cristiana durante sus pruebas.
    2. Note que en este punto los apóstoles sostuvieron el error judío de que la enfermedad era siempre resultado del pecado personal. Igualmente los sanadores modernos hacen sentir culpables a los enfermos si no encuentran la sanidad.

C. La enfermedad puede ser dada a los cristianos para mantenerlos humildes (2 Corintios 12:7-10).

  1. La enfermedad puede ser dada para castigar a los creyentes (1 Corintios 11:29-31).
  2. A veces, la enfermedad no tiene explicación (1 Timoteo 5:23).
    Muchas veces el hijo de Dios debe apropiarse de la promesa de Romanos 8:28, mientras que no tenga conocimiento de la causa de su enfermedad.
  3. La enfermedad algunas veces es producida por ciertas circunstancias (Filipenses 2:25-30).
    Epafradito se enfermó a causa de poner la importancia de la obra de Dios sobre la de su propia salud.
  4. La enfermedad pueda ser ocasionada por Satanás (Lucas 13:16).
    Cristo desató de su ligadura a una mujer a quien Satanás había atado por 18 años con una enfermedad. Otras Escrituras hablan de los demonios causando incapacidad mental e impedimento físico.

III. EL DON DE SANIDAD


El don de sanidad era la habilidad de sanar a través del poder de Dios. Esto era un don como señal que aprobó la predicación de Cristo y la de sus discípulos (Mateo 11:2-5; Marcos 16:17-18; Hechos 2:22; Hechos 4:29-30; y Hebreos 2:3-4). Los apóstoles predicaron el evangelio y sanaron. La sanidad servía para atraer la atención al mensaje y comprobar la veracidad del evangelio, (y no como los sanadores modernos que dan mayor énfasis a la sanidad como un fin en sí mismo).

El don de sanidad terminó al mismo tiempo que se completó la Biblia, y el mensaje ya fue totalmente autenticado. Así como fue otorgada la ley en el Monte Sinaí con señales (Exodo 20:18-22), así también el evangelio fue anunciado por Cristo y los apóstoles, acompañado con señales y milagros. Tanto el evangelio como la ley no necesitan una confirmación continua de parte de Dios. En los últimos libros del Nuevo Testamento vemos una disminución en la mención del don de sanidad y un aumento del la enfermedad sin cura (1 Timoteo 5:23, 2 Timoteo 4:20; y Filipenses 2:25-30). Es interesante notar que los cristianos del Nuevo Testamento siempre veían la sanidad como una señal y nunca como una simple bendición personal. Aun la iglesia de Corinto, tan prominente por la posesión de dones, estaba llena de personas enfermas por castigo de Dios (1 Corintios 11:27-30).


Dios nunca le ha prometido a su pueblo la salud perfecta de este lado de la gloria (Apocalipsis 21:4). Aquellos que dicen poseer actualmente el don de sanidad no solamente hacen una pretensión falsa, sino que demuestran una gran ignorancia en cuanto a la naturaleza y el propósito de este don. Enseñar que la sanidad es siempre la voluntad de Dios, es atormentar en forma cruel y engañar a aquellos que están sufriendo, y confundir a los creyentes que están padeciendo según la voluntad de Dios.

IV. LOS ARGUMENTOS DE LOS SANADORES MODERNOS


Aquellos que aseguran tener el don de sanidad, y los que enseñan que es siempre la voluntad de Dios sanar, dan varias defensas de su doctrina. Satanás siempre ha sido astuto al citar las Escrituras. Veamos algunos de sus argumentos:

A.  Ellos dicen que en la expiación, se compró la sanidad (Isaías 53:4-6)

  1. Algunas de las bendiciones de nuestra salvación son futuras y ninguna cantidad de fe (o mejor dicho, presunción de fe) cambiará esto. Aunque es una gran verdad que Cristo murió para redimir nuestros cuerpos mortales, sin embargo no hemos recibido la redención del cuerpo todavía (Romanos 8:23; 1 Corintios 15:22-54). Los cristianos continuarán enfermándose y muriéndose hasta que Cristo regrese.
  2. Note también que aquellos versículos utilizados para enseñar que la expiación proporciona sanidad actualmente están mal aplicados.
  1. Compare Isaías 53:4 con Mateo 8:16-17. (Se cumplió esta porción de Isaías durante el ministerio terrenal de Cristo).
  2. Compare Isaías 53:5-6 con 1 Pedro 2:24-25. (Esta porción de Isaías se refiere a la curación del alma de sus pecados).

B.   También dicen que Cristo nunca cambia (Hebreos 13:5-8).


Hebreos 13:8 afirma que Cristo no cambia en su naturaleza divina y en su maravilloso amor. Mas sin embargo, el programa de Cristo no es el mismo en cada época. Aquellos que citan esta Escritura como evidencia de que el don de sanidad todavía existe, se olvidan de que en los primeros treinta años de la vida de Cristo en la tierra, El no sanó a nadie. También notamos que el precursor de Cristo nunca sanó a nadie (Juan 10:41).

V. ¿TODAVÍA SANA DIOS?


Aunque el creyente que conoce la Palabra de Dios rechazará con repugnancia las alegaciones de los sanadores modernos, el autor nunca ha encontrado a ningún cristiano que niegue que Dios aún sana. Aun cuando ya pasó el tiempo en que algunos dones servían como señales, todavía Dios es un Dios que hace milagros. Nos alegramos al afirmar que Dios todavía puede sanar toda clase de enfermedad. No siempre podemos saber si es, o no es, la voluntad de Dios sanar, pero nunca podemos dudar de su capacidad. Muchos pueden testificar haber experimentado el poder sanador de Dios.


VI. NUESTRA OBLIGACIÓN CON RESPECTO A NUESTRA SALUD

A.  Debemos tener en cuenta nuestro bienestar físico. Dañar innecesariamente nuestra salud es tentar a Dios.

  1. Debemos orar a Dios cuando nos enfermamos (2 Corintios 12:7-9; 2 Crónicas 16:12).
  2. Debemos examinar nuestros corazones cuando nos enfermamos, pues la causa puede ser el pecado. A veces la enfermedad es un castigo por el pecado (1 Corintios 11:30-31; Santiago 5:16).
  3. Debemos llamar a otros para que oren por nosotros cuando estemos enfermos - Santiago 5:14-16. (Note que son los ancianos y no los sanadores quienes son llamados. La enfermedad en mención parece ser resultado de un castigo).
  4. Debemos usar los medios apropiados para la sanidad. (1 Timoteo 5:23; Colosenses 4:14; y Lucas 10:33-34).
  5. Debemos someternos a la voluntad de Dios.
    Dios no sana siempre a su pueblo. A veces se les da la oportunidad de glorificar a Dios al revelar una verdadera conducta cristiana durante las pruebas (1 Tesalonicenses 5:18; 2 Corintios 11:27; 12:7-10). Note que se puede mostrar una fe auténtica en la enfermedad, así como en la sanidad. (Compare Hebreos 11:33-35a con Hebreos 11:35b-39).


Publicado por:   Riquezas de Gracia